
17 Abr LAS BIENAVENTURANZAS DEL SERMÓN DE LA MONTAÑA SEGÚN SAN MATEO (Mt.5, 1-12)
Al ver a tanta gente, Jesús subió a la montaña, se sentó, y se le acercaron sus discípulos. Entonces comenzó a enseñarles con estas palabras:
“Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos”.
“Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán en herencia la tierra”.
“Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados”.
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”.
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”.
“Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”.
“Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios”.
“Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos”.
“Bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros”.
“El Sermón de la Montaña” es un compendio maravilloso de la Doctrina Moral de Nuestro Señor Jesucristo. Nunca nadie ha dicho nada que se le pueda comparar.
Dios, siglos antes, había dado a su pueblo la Ley por medio de Moisés en el Monte Sinaí y el Hijo de Dios da la nueva Ley en otro monte. Lo que conocemos como los 10 Mandamientos no agota el pensamiento de Dios acerca del comportamiento que espera y exige de nosotros. Jesucristo según sus propias palabras, no vino a suprimir la Ley del Antiguo Testamento, sino a darle su perfecto cumplimiento. El Sermón de la Montaña lleva a la Ley Natural y a la Ley de Moisés a su clímax de perfección (R. P. Pedro Herrasti S. M.).